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SECCIÓN DIBUJO

 
 

 

  SECCIÓN DE DIBUJO

DIBUJO DE PAISAJE A LÁPIZ

 

Capitulo 02

 

Aplicación especial de la perspectiva
 

En la ejecución de paisajes abiertos, como los que venimos tratando, resulta muy habitual que el artista se encuentre con la necesidad de representar ciertas zonas en las que haya parcelas de diferentes cultivos. En estos casos, y para ser exactos, deberemos aplicar ciertas normas de perspectiva, puesto que los surcos que simbolizan las diferentes tierras se juntarán en un mismo punto en la línea de horizonte. De la misma manera, en aquellos trabajos en que sea preciso representar amplias zonas de viñedos, será necesario tener en cuenta un trazado perspectivo especial, que explicamos en detalle, puesto que se tratará de desarrollar un dibujo con varios puntos de fuga, aspecto que puede complicar su ejecución.
 

  Resulta sumamente frecuente en la representación de paisajes abiertos encontrarnos con distintas parcelas de cultivo, con diferente orientación. Sin embargo, es preciso comprobar cómo los surcos producidos tenderán siempre a encontrarse en puntos de fuga situados en el horizonte.


 

  En el caso del dibujo de zonas de viñedos, por ejemplo, se produce un efecto muy curioso, ya que en vez de ser un punto de fuga el que orienta la situación de las cepas, son tres o más puntos equidistantes. La distancia entre estos puntos será igual a la distancia visual; esto es, la distancia entre el punto de vista y el punto principal.
El paisaje montañoso
  El paisaje ha sido un tema tratado en muy diversas técnicas, y también dentro de diferentes corrientes pictóricas. En la ilustración podemos contemplar la reproducción de un paisaje de características montañosas, realizado con acuarela por el pintor inglés Thomas Girtin (1775 1802).
La abundancia de vegetación será una de las principales características comunes a los paisajes cerrados o montañosos. No se tratará en este caso de árboles aislados, sino de masas boscosas de gran volumen. Por otra parte en este tipo de paisajes, a diferencia de los paisajes abiertos, encontraremos con mayor facilidad referencias abundantes de elementos concretos que colaboren al feliz desarrollo de nuestro trabajo. El horizonte no existe, por lo que la sensación de lejanía basada en él desaparece también aquí. No obstante, no hay que olvidar las normas de perspectiva, que nos servirán de una importante ayuda. La superposición de bloques y la atmósfera que plasmemos con la graduación tonal podrá definirnos la mayor o menor lejanía de los espacios. De manera escalonada, superpondremos planos, según nos vaya sugiriendo la propia observación atenta del tema que tengamos delante. Puesto que en este caso ya no es el horizonte el protagonista del dibujo, será necesario efectuar una composición en la que intervenga una menor cantidad de cielo. El punto de atención no será ya la lejanía, sino el motivo elegido, cuyo centro de atención ocupará el propio centro del dibujo. La extensión del cielo en el papel irá disminuyendo a medida que el centro de atención se vaya desplazando hacia el primer término.

El efecto del papel de color
 

  En el presente dibujo se aprecia con claridad el nivel de calidad al que se puede acceder empleando simplemente barras de carboncillo sobre una base de papel de color. Temática y conceptualmente, la composición se enmarca perfectamente dentro del grupo de paisajes de montaña, de características sumamente cerradas y con ausencia de línea de horizonte
     
  ENCAJE DE BLOQUES: Un paisaje está constituido siempre por diversos bloques, grandes masas que deberemos advertir y encajar desde el primer momento en que nos planteemos su dibujo. A partir de esos primeros bloques captados por el artista será donde habrán de fijarse los detalles más importantes que los caractericen.
     
  CENTRO DE ATENCIÓN: En todo momento habrá que procurar que el centro de atención ocupe el propio centro del papel. La naturaleza proporciona siempre un conjunto de líneas dirigidas hacia el punto de atención que hayamos elegido. (Observemos en el dibujo adjunto cómo este efecto está señalado por las flechas que aparecen en el paisaje.)
     
  Ejercicio sugerido

Comenzamos el dibujo encajando por bloques las distintas parcelas que intervienen en la composición del paisaje. Emplearemos en nuestro trabajo lápiz de grafito.
 

 

     
     
  Efectuamos de una forma muy superficial la entonación general del paisaje, sin llegar a producir excesivos contrastes y reservando blancos para la zona del pueblo.
     
  Progresivamente vamos matizando la entonación, al tiempo que definimos algunos detalles precisos. Ajustamos los grises oscuros en primer término y los claros los últimos.
 
     

 

 

 

 

 

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