En determinados paisajes, como son los montañosos y de bosques, en los
que aparecen masas de árboles, hay que tener en cuenta algunas normas
para poderlos representar de una forma acertada. Así, los árboles no
se habrán de dibujar uno a uno, con sus contornos y volúmenes bien
definidos, sino en conjunto, plasmando en el papel la masa boscosa
indeterminada, que producirá la sensación que se pretende. En
definitiva, no se tratará de reproducir todos y cada uno de los
árboles, sino el efecto que todos ellos juntos producen.
Para que este aspecto resulte más clarificador, podemos estudiar la
diferente interpretación de este efecto a partir de unos simples
esquemas de dibujo. En uno de estos esquemas intencionadamente se ha
exagerado la excesiva definición del volumen de cada árbol, provocando
un efecto falso e inaceptable dentro de un trabajo artístico.
El dibujo concreto de los contornos
y volúmenes de este conjunto de árboles no produce sensación de
masa boscosa. Existen varios árboles juntos, pero no se hallan
integrados, sino que se muestran de un modo totalmente aislado.
Por el contrario, en este otro
dibujo, los perfiles y masas de los árboles se funden unos
con otros. Existe una continuidad total y se percibe el
conjunto sin distinciones entre cada uno de los árboles que
lo integran.
El dibujo del paisaje costero
Eliseo Meifrén (1859-1940),
autor de "Embarcadero", ha sido considerado por ciertos
críticos como uno de los mejores dibujantes de su época, con
una calidad expresiva muy superior a ciertos impresionistas
de renombre. En el cuadro pintado al óleo, que reproducimos,
interpreta un paisaje costero desde el punto de vista de
color, sin embargo, se percibe en él un profundo
conocimiento formal del tema.
En la representación de un
paisaje costero, protagonista principal es el mar, y sobre
él, consecuentemente, habremos de fijar preferentemente
nuestra atención. La superficie de papel que ocupemos con el
mar habrá de tener más importancia que el resto de los
motivos, por ello dibujaremos la línea de horizonte bastante
alta.
La principal dificultad que encontraremos será la
representación de la textura de la superficie del mar que es
inestable. El cielo y el mar no sólo se diferenciarán en el
tono, sino también en el trazo empleado. En el cielo
trataremos de obtener un efecto de limpieza, con trazos
delicados; el mar, en cambio, lo resolveremos con trazos
horizontales y más intensos, aunque a la vez más
contrastados. Igual ocurrirá en caso de que aparezcan rocas
muy definidas, para lo que ser preciso el empleo de un tipo
de trazo más sinuoso.
Aspectos a tener
en cuenta en función del mar serán: primero, lograr el tono
propio de la mas acuosa, que nunca es uniforme a causa de
las distintas profundidades, corrientes, etc.; segundo,
crear, sobre todo en la lejanía, una atmósfera, que en el
mar destaca más que en ningún otro tipo de paisaje, y
tercero, que el horizonte nunca deberá ser una línea
concreta y fina, sino esfumada.
La textura del mar
Dentro del aspecto temático que nos ocupa en esta ocasión es
de la máxima importancia el tratamiento que se otorgue a la
masa acuosa para resolver con éxito el cuadro de dibujo que
nos propongamos. Así, cuando se dibuja el mar en un paisaje
abierto, no existen otros puntos de referencia que no sean
la superficie líquida e inmensa del cielo. Por esta causa,
es fácil caer en el error de dibujar un horizonte muy
concreto, que divida dos superficies totalmente delimitadas
y uniformes: el cielo y el mar. Lo correcto será dibujar un
horizonte esfumado y crear una sensación de atmósfera.
En este esquema
podemos apreciar un dibujo mal resuelto, puesto que la línea de
horizonte es muy concreta, y las texturas del mar y el cielo son
excesivamente uniformes.
Este otro dibujo sí
está bien resuelto: existe atmósfera y las texturas de las
superficies quedan bien definidas -con sus características
peculiares-. La línea de horizonte queda esfumada.
Ejercicio sugerido
Sobre un sencillo paisaje costero intentaremos ahora poner en
práctica los conocimientos aprendidos. El tema se compondrá de
una extensa superficie marina, limitada por el conjunto de
edificaciones de un pueblo, y en cuyo primer término aparecerá
una roca que será elemento de referencia que equilibrará la
composición con el barquito.
1.Encajamos con
líneas muy suaves los motivos principales que van a aparecer en
el dibujo.
2.Aplicamos una
entonación muy ligera, reservando los blancos de las casas, el
barquito y la roca.
3.Efectuamos ya una
entonación general más profunda,